Educar, tarea ardua, es lo mismo
que poner motor a una barca:
Medir, pesar, equilibrar y... todo en marcha...
Más tendrás que sembrar en tu alma
un poco de la aventura del marino,
del sentimiento del poeta,
de la dureza del pirata...
Sobre todo, bien pesados,
muchos kilos de paciencia concentrada.
Y soñar... Soñar que mientras trabajas
ciento de barcas y navíos con su vela desplegada
pondrán rumbos hacia otros puertos,
hacia otras islas lejanas
y llevarán sus cubiertas y bodegas
repletas de tu carga.
Ser maestro, ardua tarea, es descansar
con la mirada perdida en lontananza,
viendo partir nuevos barcos
con tu bandera alta, visible
y bien enarbolada...
Gabriel Celaya
sábado, 27 de abril de 2013
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